A media tarde de ayer (21 de noviembre de 2007) el cine español perdió a uno de sus más grandes y prolíficos actores. Fernando Férnan-Gómez dejó este mundo a los 86 años de edad después de una vida plagada de grandes trabajos, éxitos y reconocimientos. Pese a su carácter uraño, del que hacía gala en público, Férnan-Gómez será recordado como uno de esos seres que ya no quedan. Cómico, tierno, gruñón... pero, ante todo, un genio del cine, del teatro y de la literatura. Un hombre del Renacimiento que tocó todos los palos y tuvo la suerte, la gran suerte, de recibir en vida el reconocimiento que a muchos no les ha llegado hasta la muerte. Premio Príncipa de Asturias de las Artes, Medalla de Oro de la Academia del Cine, miembro de la Real Academia de la Lengua Española... Es difícil destacar una entre sus cientos de obras. Quizá, por ser de las más recientes, en la retina de todos está su personaje en El Abuelo. Un abuelo que lo fue de todos y que repitió papel en Mia Sarah, la última de sus películas en estrenarse y que, aunque pasó desapercibida, nos brindó a un Fernán-Gómez tan noble como cascarrabias. Así lo recordaremos.
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