Para fetichistas o cinéfilos, lo cierto es que en la sala de exposiciones de Mejía Lequerica (en Madrid) se ha convertido en el paraíso terrenal de uno y otros. Pasear por un sitio donde se acumulan exquisiteces como la pistola de Blade Runner, la mano de Eduardo Manostijeras o la cabeza de Dark Vader no es sólo un paseo por la historia del cine, sino un gustazo que no se puede dar uno todos los días. Por cortesía de Mayte Martínez (cinéfila donde las haya y coleccionista a mansalva, tiene 1800 piezas en propiedad), todo aquel que quiera puede dejarse ver por albergue juvenil que acoge la exposición Viaje Fantástico.
De las piezas, todas son valiosas, pero la más cara es la mano del entrañable Frankenstein que creo Tim Burton. Ésa y el guión de E.T., que cuenta Mayte que se le escapó en una subasta y tuvo que convencer a quien lo adquirió de que se lo revendiese más tarde. De dinero no se habla. Eso es lo de menos, piensa su propietaria, para quien cada pieza tiene un valor sentimental en sí misma. Pero de todos, si hubiera que elegir uno, este Juan Nadie lo tendría claro: la kriptonita del Superman original, el de Christopher Reeves. Hasta el 16 de marzo estarán expuestas estas singulares y auténticas obras de arte. Si pueden, déjense caer por allí. Merece la pena y es gratis.
Fotos de M. J. Arias
lunes, 10 de marzo de 2008
El sueño de todo cinéfilo
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