No hay nada más seguro para asegurar un taquillazo que hacer la nueva entrega de una exitosa saga (léase Indiana Jones) o tener como protagonista a una estrella de primer orden. Y si son dos, mejore aún. Estos (y algunos más) son axiomas básicos del cine que los directores tienen aprendidos, entre ellos, Quentin Tarantino, quien está en negociaciones para que Leonardo DiCaprio y Brad Pitt se embarquen en su nuevo proyecto, Inglorius Bastards.
La historia gira entorno a un grupo de criminales en plena Guerra Mundial que escapan de las garras de los aliados gracias a los nazis cuando son trasportados. Una vez liberados, su meta será escapar del fuego de ambos bandos, para lo que intentan llegar a Suiza, territorio neutral. El argumento es una vieja idea de Tarantino, que lleva siete años rondándole su extraña cabeza y que parece que al fin a encontrado salida. El problema ahora no está en convencer a DiCaprio y Pitt, sino reunir la financiación necesaria para pagarles. En un principio, iba a ser un proyecto independiente, pero las pretensiones del director de Kill Bill han elevado el presupuesto.
La historia gira entorno a un grupo de criminales en plena Guerra Mundial que escapan de las garras de los aliados gracias a los nazis cuando son trasportados. Una vez liberados, su meta será escapar del fuego de ambos bandos, para lo que intentan llegar a Suiza, territorio neutral. El argumento es una vieja idea de Tarantino, que lleva siete años rondándole su extraña cabeza y que parece que al fin a encontrado salida. El problema ahora no está en convencer a DiCaprio y Pitt, sino reunir la financiación necesaria para pagarles. En un principio, iba a ser un proyecto independiente, pero las pretensiones del director de Kill Bill han elevado el presupuesto.
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