lunes, 13 de julio de 2009

Las hormonas sustituyen a los dementores

Crítica de Harry Potter y el misterio del príncipe.

Harry Potter y el misterio del príncipe, la sexta entrega cinematográfica de la saga escrita por J.K. Rowling, adolece de los mismos defectos que algunos le achacaron en su momento a su predecesor literario. Se trata de un capítulo de transición y como tal prácticamente todo está dirigido hacia un final apoteósico (se espera) que ni siquiera se intuye en la nueva película de David Yates, más interesado en el baile de hormonas adolescentes en plena ebullición que en hacer desenvainar sus varitas a los protagonistas. Y es que uno de los grandes problemas que no ha sabido superar Harry Potter y el misterio del príncipe es que el protagonista ya no es tan niño. Eso salta a la vista y para ratificarlo no era necesario convertir la sexta película en algo tan parecido a la típica comedia americana ambientada en un instituto.

El recuerdo del libro leído hace años dice que en el texto escrito por J.K. Rowling había mucho de ese tira y afloja que desde el primer volumen se traen Ron (Rupert Grint) y Hermione (Emma Watson) o Harry (Daniel Radcliffe) y Ginny (Bonnie Wright). Pero también asegura que en las páginas de aquel volumen pasaban cosas mucho más interesantes que en su traslación al cine se han quedado en el camino o se han visto reducidas a meras escenas de relleno entre tanto problema sentimental. La búsqueda de los horrocruxes por parte del Dumbledore (Michael Gambon), el ascenso del mal fuera de los muros de Hogwarts, la misteriosa tarea que ocupa a Draco Malfoy (Tom Felton), los trucos del extraño Príncipe Mestizo, la complicada dualidad de Severus Snape (Alan Rickman)… Todo esto está en la película, pero no sólo no se le da el suficiente protagonismo, sino que en algunos casos parece un simple atrezzo, relleno sin más. Sino, no se explica que apenas se hable de Voldemort o que éste no aparezca ni una sola vez en escena.

Que Harry Potter y el misterio del príncipe sería un capítulo de transición hacia el díptico en el que se convertirá Harry Potter y las reliquias de la muerte entraba dentro de lo previsible. Pero aún así no deja de ser una pena que Yates haya apostado más por los problemas amorosos de Harry que por centrarse en su camino hacia convertirse en el salvador (o quizás no) de la humanidad. Hormonas a un lado (al fin y al cabo el tiempo las pondrá en su sitio), la película tiene algunas cosas buenas que hacen que no se convierta en un fiasco sin más y queden ganas de ver las dos últimas. Al menos, en ellas sí podrá disfrutarse de toda esa acción que se ha echado de menos en ésta.

El arranque, con la destrucción de uno de los puentes más famosos de Londres mientras los muggles corren aterrados por salvar sus vidas, es un ejemplo de lo bueno que hay. Como también la entrada de mortífagos (también al comienzo) en el callejón Diagon para secuestrar a Olivander (y eso se sabe si se ha leído el libro, porque muchas cosas se dan por supuestas, como siempre pasa con estas adaptaciones). La escena en la tienda de magia de los gemelos Wesley también tiene mucho de interesante. Pero sobre todo, lo mejor de la película es la vis cómica descubierta en Daniel Radcliffe. Lo había advertido el director hace tiempo, pero no ha sido hasta que se ha visto Harry Potter y el misterio del príncipe en versión original hasta que se ha podido comprobar.

Conclusión: Harry Potter y el misterio del príncipe es una película entretenida a ratos, en la que se echa en falta un poco más de acción y a la que le sobran enredos estudiantiles. Pero que, aunque no vaya a convencer, es de obligado cumplimiento para los seguidores el ir a verla. (M. J. Arias)

1 comentario:

Cyllan dijo...

Jejeje, gracias por las anotaciones. No llevaré tantas expectativas ya yendo avisada. Como sea una idiota comedia estudiantil de adolescentes con graves problemas emocionales me da algo jajajaj, menos mal que dices que hay algo más. Estoy deseando verla.