jueves, 2 de julio de 2009

Transformers, más de lo mismo

Crítica de Transformers: La venganza de los caídos.

Alguien dijo una vez que las cosas es mejor hacerlas en frío. Bueno, pues seguido el consejo y pasado un tiempo después del pase de Transformers: La venganza de los caídos, la película sigue siendo tan mala como lo era hace unos días. Un guión prácticamente inexistente, gags lastimosos, diálogos cargados de hormonas, robots que no terminan de perfilarse por mucho dinero que se gaste en efectos y un director demasiado aficionado al videoclip como para hacer algo medianamente serio. Todo eso y nada es la segunda entrega de la saga de los robots, en la que los humanos siguen pareciendo un atrezzo innecesario (por mucho que algunos argumenten que sale Megan Fox) y los robots siguen confundiéndose unos con otros en las peleas.

La historia se resume en sólo unas líneas. No hacen falta más. El malvado Fallen, que resulta que siempre estuvo ahí pero que se les olvidó contarlo en la anterior película, quiere matar al antes invencible Optimus para hacer desaparecer la Tierra y absorber la energía del Sol. O a la inversa. Es lo mismo. ¿Hacía falta algo más para desencadenar una batalla sin tregua? Pues no. Con eso se basta y le sobra Michael Bay para hacer una película de dos horas y media de duración. Con eso y con unos cuantos transformers más que aparecen en escena sin que nadie explique de donde salen o, por lo menos, cuál es su nombre.

Y entre medias de todos ello el trío protagonista de carne y hueso. Sam (Shia Laboeuf) y Mikaela (Megan Fox), que se pasan toda la película peleándose por quien dirá antes “te quiero”. ¿Se puede ser más patético? Haciendo de carabina, un Mayor Lennox (Josh Duhamel) que tiene aún menos acción que en la primera y que se dedica a dirigir la comparsa de soldados estadounidenses que apoyan a los autobots en la pelea. Y ya, sin más.

Para ser justos, nadie que vaya a ver Transformers puede esperar algo más que robots peleando entre ellos y el escote de Megan Fox. Así que quien quiera ver eso, que vaya, porque la película no les defraudara. Y es que el público al que va dirigido este subproducto cinematográfico es bastante concreto: adolescentes y adultos con mentalidad de adolescentes. Eso sí, todos chicos. Que no se ofenda nadie, pero Transformers es lo que es. No tiene nada de malo que a alguien le guste un producto así, pero hay que ser objetivos y reconocer que, como película, deja mucho que desear. Y todo pese a que esta segunda entrega ha evolucionado con respecto a la primera. Pero no lo suficiente. (M. J. Arias).


1 comentario:

Carlos dijo...

Hubieras mencionado en qué ha evolucionado la saga. -.-

Muy graciosa la entrada por cierto. :)