viernes, 25 de septiembre de 2009

'El soplón', el espía patoso de Soderbergh

Crítica de El soplón.

El binomio Damon/Soderbergh vuelve a la carga con una comedia atípica, El soplón, en la que todo el peso dramático recae sobre un Matt Damon inmenso en su actuación y en su físico. Una historia basada en hechos reales que avisa desde el primer minuto que no todo lo que se cuenta ocurrió como se dice ni todo lo que se dice se cuenta como ocurrió. Vamos, un enredo.

La trama de El soplón gira entorno a un curioso personaje dotado de una mente complicada y un tanto bipolar en su personalidad que comienza siendo un pobre hombre honrado y acaba convirtiéndose en todo un liante con una ambición desproporcionada. Matt Damon, con unos cuantos kilos de más y bigote, es Mark Whitacre, directivo de una empresa dedicada a la explotación del maíz que durante dos años y medio trabajó como informante del FBI para destapar un caso de fraude.

La supuesta ingenuidad del personaje mantiene el tono cómico de los diálogos y las actuaciones durante toda la película con una trama de espías que se complica por sí misma o por un personaje con más recovecos de los que cabría esperar. Un soplo al FBI que convierte a un hombre normal y corriente en el confidente de unos agentes que le presionan para destapar una trama de pacto de precios en el mercado del maíz. El caso es real, pero no tanto las situaciones. Steven Soderbergh advierte al espectador de que, en este caso, la ficción ha superado a la realidad.

El soplón es una película sin alardes. Mezcla el género de espías con el de la comedia, con algún que otro tinte un tanto dramático en exceso. Una película de actores en la que Matt Damon lleva todo el peso de la actuación, componiendo un personaje contradictorio en sí mismo y con el que es difícil llegar a alcanzar cierto grado de empatía. Quizá sea ése el único problema de El soplón, que resulta complicado identificarse con un personaje tan patoso, y al final retorcido, que vive en su propio mundo paralelo de buenos y malos en términos maniqueos. Un problema que sufren muchas películas de personajes atípicos, aunque eso no implica que sean mejores o peores que otras. (M. J. Arias)




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