jueves, 18 de septiembre de 2008

Mejor no encontrarlo

Crítica de Se busca.

Si cogemos a Angelina Jolie, la llenamos de tatuajes y le damos un arma, el resultado es Se busca. Una suerte de pretendida película de acción que se queda en poco menos que fuegos de artificio. Jolie y su atractivo son el gancho, pero el protagonista es otro. Un panoli de tres al cuarto (James McAvoy) al que todos pisotean y que de repente tendrá que cambiar de actitud ante la vida. Su jefa lo maltrata, su novia le pone los cuernos con su mejor amigo y, para colmo, Jolie y sus morros se cruzan en su camino. ¿Qué más le puede pasar? Pues que resulte ser el elegido, una especie de Neo, para entrar a formar parte de una organización clandestina de justicierso en la que Morgan Freeman es el jefe y Jollie una de sus secuaces. Tiros (muchos), acción (escasa) y diálogos absurdos (la mayoría) es el cocktail de Se busca, un bombazo en taquilla que no deja de ser un aderezo para las palomitas y el refresco. Dicen quienes lo leyeron, que el cómic daba para más.

Con una historia como la que Timur Bekmambetov se traía entre manos para su debut en inglés, era difícil que el resultado fuese no bueno, sino aceptable. Pero lo cierto es que Se busca está cumpliendo con su principal objetivo: llenar las salas de adolescentes (y no tanto) con las hormonas revolucionadas
dispuestos a hace rentable la producción con su dinero. Sin embargo, si el público es algo más exigente, el batacazo es serio. Ni siquiera como película de acción es buena. Jolie ha dicho que se lo ha pasado engrande haciéndola porque tenía ganas de disparar y jugar. Y eso es, precisamente, lo que hace. Porque despega los labios en ocasiones contadas.

Con la señora de Pitt, McAvoy, que vive una auténtica transformación: de mileurista explotado a justiciero. Un verdadero salto en el escalafón. Y entre medias, pretendidas lecciones de honor y justicia, mucha, mucha velocidad y balas. Tiros, persecuciones, una historia de amor bastante light... Lo de siempre en estos casos, pero sin llegar a convencer. El protagonista no es Bourne y la credibilidad brilla por su ausencia. Eso sí, quienes quieran ver a Jolie en todo su esplendor, tendrán premio. (M. J. Arias)




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