miércoles, 16 de septiembre de 2009

Un 'apartheid' con alienígenas

Crítica de District 9.

District 9 se ha convertido en una de las películas revelación del año basando su éxito en uno de los mayores miedos que acechan a la humanidad: el temor a lo diferente. La originalidad del trabajo realizado por el novel Neil Blomkamp radica en su forma de revisar el apartheid. Sea por darle un toque de innovación a la historia o por evitar herir sensibilidades, la acción se centra en la segregación que sufren los alienígenas en la Johannesburgo de hace 30 años. Sus vecinos les rechazan. Los gobiernos los ‘protegen’ con la esperanza de apoderarse de su superior tecnología armamentística. Y por ello son encerrados en un distrito nueve en el que las chabolas proliferan al mismo ritmo que una población alienígena condenada a malvivir en un ghetto que tienen prohibido abandonar.

Lo curioso es que el éxito (merecido) llegó antes del estreno gracias a los vídeos virales colgados en las plataformas ad hoc y al apadrinamiento de un Peter Jackson que supo ver en la historia ese punto de novedad que tanto necesita un cine que por momentos parece haber caído en el conformismo y en la repetición de historias. Puede que el resultado no sea original al cien por cien por tratar un tema que ya ha sido reflejado, pero le da una vuelta de tuerca, que diría Henry James, metiendo a los alienígenas de por medio.

Unos extraterrestres que, por otra parte, resultan muy humanos en su comportamiento. Cuando son hacinados sin posibilidades de salir del espacio establecido para ellos y con la miseria rodeándoles, se condenan a sí mismos a la delincuencia, al vicio y a sus más bajos impulsos. Pero siempre existe alguien que mantiene la esperanza de escapar de allí. Y ése es el alienígena protagonista por encima del resto. El que durante 20 años ha trabajado para encontrar la forma de poner en movimiento la nave nodriza con la intención de poder sacar a los suyos de allí, regresar a su planeta y dar carpetazo a dos décadas de campos de concentración.

District 9 habla del miedo a lo diferente, de la segregación de razas y de la posibilidad de entendimiento entre ellas. Nula sin el interés mutuo por llegar a un punto de encuentro. Es necesario un accidente con un artilugio para que un humano se ponga en el lugar del otro. Para que se alcance la empatía. Es cuando Van Der Werme muta en alienígena cuando empieza a entender las motivaciones y sentimientos de sus ahora congéneres. Y, ¡oh sopresa! Resulta que no son tan distintos a las humanos.

Con su particular visión del apartheid sudafricano, Blomkamp realiza una película que ha invadido los cines con una vitola de producto innovador que aunque no lo sea tanto en el fondo si lo es en la forma. Rodada a la manera de falso documental, el director no se condena a grabar desde un solo punto de vista y lo cambia sin ningún tipo de escrúpulos cada vez que lo considera necesario. Una película de ciencia-ficción, que puede no tener tanto de ficción si se mira más allá de la corteza. (M. J. Arias)




2 comentarios:

Cyllan dijo...

Una gran película que hace resurgir la C.F. y que puede disfrutar cualquiera, aunque no le vaya el género porque tiene mucho más. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en una sala. Buen comienzo de temporada otoñal.

Anónimo dijo...

Dan ganas de que la peli no acabe nunca...