lunes, 12 de octubre de 2009

'Ágora', lección de historia y cine de Amenábar

Crítica de Ágora, de Alejandro Amenábar.

Cinco años ha tardado Alejandro Amenábar en presentar su último trabajo, Ágora. Tras la larga espera, el resultado es -no podía ser menos- un nuevo ejercicio de talento de un director y guionista que demuestra una vez más estar muy por encima del resto de cineastas españoles. Y esa superioridad se nota en lo que hace y en cómo lo hace. En Ágora, se coloca por encima de lo que está contando para mostrarlo de una manera diferente a la habitual, o más bien desde el profundo ateísmo que irradia su ser. Ejerce de demiurgo mostrándole al mundo lo que ocurre en él, sin tomar partido (al menos a primera vista) y dejando que sea el espectador quien decida qué pensar o qué posición tomar.

Ágora se ambienta en el siglo IV d.C., en Alejandría, cuando la religión cristiana comenzaba a abandonar el ostracismo al que había sido condenada y arrasaba al resto de cultos (judío y pagano) para imponerse como el único posible y verdadero. Un marco histórico lejano en el tiempo, pero cuyos errores no han servido para aprender a la humanidad, que actualmente vive situaciones idénticas de persecución, guerra e intolerancia. Será que la historia es cíclica.

Amenábar ha dicho de su película que tiene distintos niveles, y así es. El espectador más conformista puede quedarse en el sustrato superior, ése en el que se cuenta la historia de una mujer dividida entre el amor de dos hombres y una pasión, la filosofía. Pero ésa es sólo la superficie, debajo de ella hay mucho más. Se encuentra un retrato de la raza humana, de la religión, del fanatismo, de la filosofía… Una película repleta de simbolismos en la que cada uno de los personajes gira alrededor de un centro gravitatorio, ya sea éste la religión, la ciencia, el amor o el poder.

Hypatia (Rachel Weisz) es el personaje central de Ágora. Una mujer que vive por y para la filosofía. Obsesionada con mirar al cielo para descubrir sus secretos es incapaz de involucrarse en lo que ocurre en la Tierra. Habla de piedad, de la igualdad de todos los hombres sin importar su culto, pero los esclavos son para ella como animales. Contradicciones de un pensamiento, de una época. Hypatia enseña a sus discípulos y despierta pasiones entre ellos. El más enérgico a la hora de demostrarlo es Orestes (Oscar Isaac), un joven vanidoso que abrazará la fe cristiana para salvarse. Él está enamorado de Hypatia y lo pregona a voz en grito.

En el lado opuesto, Davus (Max Minghella), un esclavo. A él no se le permite expresarse en público sin pedir permiso. Es un ciudadano de segunda, de tercera, incluso. Busca en la religión un refugio. Un lugar en el que sentirse persona con plena libertad. Lo encuentra, pero su fe es forzada, lo que le llevará a cuestionarse las incongruencias de unos predicadores que manejan las escrituras según sus propios intereses. El de Davus es, quizá, el personaje más interesante de Ágora, el que más evoluciona, el que tiene más enjundia. Enfrentado al maleable Orestes y enamorado de la fría y distante Hypatia.

Un trío de personajes en una historia mayor que les envuelve, la de la humanidad. Un episodio del libro del mundo que se repite una y otra vez. Pasado y actualidad en una misma película cuyo gran mérito es su bella y perfecta factura. Planos cuidados hasta el más mínimo detalle, símbolos repartidos con maestría en las escenas, personajes con presencia, una música que acompaña y, sobre todo, una buena historia muy bien contada. Al fin y al cabo, eso es lo que diferencia al buen cine del resto. Y Ágora es, ante todo, eso, buen cine. (M. J. Arias).






4 comentarios:

cine online dijo...

gracias por la info!

Cyllan dijo...

La pensaba ir a ver desde que supe que el pequeño genio la estaba rodando, porque soy fan suya. Y con críticas como esta tuya que estoy leyendo ya es que se me hace la boca agua. Una buena reseña.
Saludos.

Anónimo dijo...

Pues la verdad, ni los críticos de El País, ni los de ABC, ni los de La Vanguardia, ni los de cineparaleer... están de acuerdo contigo: superficial, facilona, efectista, no emociona, ideológica... En fin, qué te digo...

Anónimo dijo...

YO YA HE VISTO LA PELICULA Y ES MU CHULA LA RECOMIENDO