viernes, 7 de agosto de 2009

El 'quiero y no puedo' de G.I. Joe

Crítica de G.I. Joe.

Con algunas películas pasa como con todo, que la desilusión suele ser inversamente proporcional a la expectación levantada. Por eso, cuando uno acude al cine a ver una película como G.I. Joe sin ser seguidor de este tipo de historias debe ir concienciado de que lo que verá no le va a gustar. A veces, como es el caso, funciona y se sale de la sala de proyección pensando aquello de "pues... no era tan mala". Y en otros, como con Transformers, el espectador abandona su butaca mascullando maldiciones y pensando que lo que acaba de ver es aún peor de lo que imaginaba.

La acción de G.I. Joe arranca a principios del siglo XVII, con un escocés condenado por los franceses a llevar de por vida una máscara de hierro (¿qué pensaría Dumas de esto?) tras ser descubierto sirviendo a dos bandos y que antes de ser enmascarado jura venganza eterna contra Francia. Y de aquella mazmorra viajamos a un futuro no muy lejano del presente, donde la armas son mucho más sofisticadas que la tradicional espada o el mosquetón y un tal McCullen (descendiente del hombre de la máscara de hierro) se la tiene jurada a Francia y a la humanidad. En su bando se encuentran seres resentidos y con poca moral a sus espaldas, dispuestos a destruir el mundo (empezando por París) con unos 'nanochismes' que son algo así como termitas para todo tipo de material. En el bando contrario, el de los buenos, los G.I. Joe encabezados por el general Hawk (Denis Quaid). Un grupo de élite que tendrá que impedir que McCullen y el misterioso doctor que trabaja para él se salgan con la suya.

Ése es, básicamente, el argumento de una película con subtramas basadas en enfrentamientos a dos bandas (los ninjas y la pareja de ex novios) y cuyos pilares son los efectos especiales y las peleas. De los primeros está plagada la película y de las segundas, pues también. En cuanto a los personajes, estos son tan planos como se pueda imaginar, por mucho que se les intente enriquecer con segundas intenciones, doblemoral o recursos similares. Las chicas lucen escote y pegan patadas como las que más. Y los chicos, hay de todo. El resultón Channing Tatum es el protagonista principal y siempre pegado a él, el amigo gracioso, Marlon Wayans.

La historia dirigida por Stephen Sommers intenta ser una película coral de superhéroes pero se queda en un extraño quiero y no puedo. El tono que busca parece ser el de Ironman mezclado con X-Men. El resultado no es tan malo como se podría esperar (la película está bien hecha, no puede negarse), pero eso no implica que sea buena o divertida. Ni siquiera es entretenida. Simplemente se deja ver. Y según se ha visto, puede olvidarse sin problemas. (M. J. Arias)





1 comentario:

UDB dijo...

buena critica, comparto contigo que esta a diferencia de transformes no me dejo una mala sensacion, en fin, publique una critica en mi blog, ojala le des una checada, tanto a la critica como al blog es de puro cine.
http://cine-siempre.blogspot.com